El rugbier Máximo Thomsen, condenado por el crimen de Fernando Báez Sosa, contó que en el momento posterior a la pelea en Villa Gesell «sólo quería ir a comer y a dormir», al tiempo que afirmó que reza «todas las noches» para que la víctima «tenga paz» y a los padres del joven asesinado les pidió «perdón, perdón y perdón».
«Yo siempre quise pedir perdón, pero también sé que el perdón no es suficiente porque uno puede decir ´me está diciendo perdón´, pero no puedo recuperar nada de lo que pasó. Ojalá pudiese recuperar eso que pasó. Lo único que tengo para decir es ´perdón, perdón y perdón y que ojalá descanse en paz y pueda encontrar paz en su corazón´», sostuvo el oriundo de Zárate.
En una entrevista con TN, Thomsen agregó: «No pido que me perdonen, porque sé que si yo estuviese del otro lado, capaz que pensaría igual que ellos, pero sólo que sepan que lo que dicen que pasó no es así, es distinto».
Al ser consultado sobre si solía pensar en Fernando Báez Sosa, el joven, preso en el penal de Melchor Romero, respondió: «Rezo todas las noches porque tenga paz».
También se refirió a las imágenes que registraron las cámaras de seguridad del local de Mc Donald´s al que concurrió con Lucas Pertossi tras la pelea en la que mataron a Báez Sosa: «Yo sólo quería ir a comer y acostarme a dormir».
En ese sentido, explicó que la noche fue habitual para el grupo de rugbiers: «Salí, hubo un problema, una pelea, volvimos, y nos fuimos a comer para después acostarnos a dormir y empezar otro día».
Por otra parte, Thomsen habló sobre su vida en la cárcel: «Extraño a mi familia, mis amigos, poder hacer las cosas que me gustan, trabajar con mi papá. Él siempre me manda ´te necesito´ y
mi mamá también. Extraño mucho».
«El encierro es horrible. Lo único que te da cierta fuerza para poder sobrellevar todo lo feo es que tenemos visitas una vez a la semana y es lo que más esperamos nosotros», comentó.
Respecto a la convivencia con el resto de los integrantes del grupo condenado por el asesinato de Báez Sosa, indicó: «Tenemos nuestras diferencias, pero seguimos siendo amigos».
Acusó a sus compañeros: «Que no me imputen cosas que hicieron otros»
Máximo Thomsen aseguró hoy que «nunca» pensó que podía «matar a una persona usando el cuerpo y las manos» y pidió que no le imputen a él «lo que hicieron otros», en referencia a su compañeros por el crimen de Fernando Báez Sosa, ocurrido el 18 de enero de 2020 en la puerta del boliche Le Brique de Villa Gesell.
Desde la cárcel, Thomsen rompió el silencio con el noticiero «Telenoche» (El Trece) y habló por primera vez del asesinato de Báez Sosa y además de llorar en cámara, dijo que reza «todos los
días» por el joven al que mataron.
«Es algo que quiero contar hace cuatro años, no necesito mucha preparación para hacerlo», indicó y sostuvo que el grupo de amigos era «ocasional» y solo se juntaban para irse de vacaciones.
Thomsen admitió que «tomaba mucho alcohol» porque era su «manera» de divertirse. «Para divertirme tenía que salir y tomar alcohol para poder soltarme», afirmó el joven condenado a prisión perpetua por el crimen, aunque aclaró que no se drogaba.
Sobre la noche del asesinato, recordó: «Era la segunda noche desde que llegamos. Era la primera noche que salimos. Yo llegué borracho al boliche. Lo que me acuerdo es que yo estaba agarrado de la barra, de espalda a la pista, y siento que alguien se me había caído encima. Era Matías (Benicelli) que me dicen que le habían pegado y nos sacan a los dos. Yo no sabía, pero era Fernando Báez Sosa el que le pegó a Matías una piña en la frente».
«Yo nunca me peleé dentro del boliche. Nunca tuve contacto visual con Fernando. Cuando me sacan, siento que me estaban asfixiando. Afuera mis amigos se vuelven a pelear y cuando
terminan cruzamos. De frente vemos alguien que nos hacía burla y era Fernando», indicó y explicó que salió corriendo con sus amigos porque formaba parte del grupo.
Ante la consulta sobre quién le pega primero a Fernando, dijo que “fue Enzo” (Comelli) y luego reconoció: «Yo también le pegué. Recuerdo que entré a tirar patadas. Por mi cabeza pasaba que me estaba metiendo en una pelea. Yo no le pegué una patada en la cabeza a Fernando, fue Ciro (Pertossi), pero no llego a pegarle».
«No estábamos festejando, nadie se representó el resultado de la pelea», dijo sobre el video donde se los ve abrazarse.
Thomsen dijo que no recuerda haberle pegado en la cabeza a Báez Sosa, pro admitió que la suela que quedó marcada en la cara de la víctima era de su zapatilla.
Asimismo, reveló entre lágrimas: «Nunca quise que terminara así. Yo estuve ahí, le pegué. Es difícil, porque es un cargo de conciencia importante. Cuando uno no lo busca. Fue culpa de nosotros, también culpa mía».
«Nadie lo quiso así, ni yo, ni mis amigos. Podemos ser buenas o malas personas, pero ninguno quiso que terminara así. Nadie es quién para quitarle la vida a una persona», agregó. Y precisó: «Jamás se me cruzó por la cabeza que lo habíamos matado».
Thomsen sostuvo que se enteró al día siguiente de la muerte y señaló: «Yo entré en conciencia de lo que había pasado cuando dormí la primera noche en la comisaría. Ahí me di cuenta de la pesadilla que estaba viviendo».
El joven rugbier remarcó que el abogado anterior que tenía Hugo Tomei le había dicho que «no hablara porque iba a ser contraproducente y se iba a usar» en su «contra».
Justamente a raíz de los desacuerdos en cómo llevó la causa, Thomsen decidió cambiar de letrado y ahora lo defiende Francisco Oneto, ex candidato a vicegobernador bonaerense por La Libertad Avanza (LLA).
Por su parte, Benicelli también optó por seguir esos pasos y ahora lo defiende el abogado Carlos Attías. En tanto, el resto de los condenados se mantienen con Tomei como letrado defensor.
Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ciro y Luciano Pertossi fueron condenados a prisión perpetua el año pasado y en marzo de este año la Cámara de Casación bonaerense confirmó las condenas.
En tanto, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Lucas Pertossi recibieron penas de 15 años de cárcel como partícipes secundarios del homicidio.