A 10 años de la inundación trágica: actos y homenajes por los 89 muertos en La Plata

Se cumplen diez años de la trágica inundación en la ciudad de La Plata, que dejó al menos 89 muertos y provocó pérdidas económicas por más de 800 millones de dólares, cuando en tres horas cayeron 392 milímetros de agua, lo que provocó la inundación de unas 3.500 hectáreas en zona urbana y periurbana de la capital bonaerense, Berisso y Ensenada.

«Lo que pasó fue tan trágico que hasta hoy si un platense se encuentra con otro platense en algún otro lugar, por ejemplo, de vacaciones, lo primero que hace es preguntarle dónde estaba el 2 de abril de 2013», reflexiona ante Télam, a manera de síntesis, la escritora Valeria Naya, quien se inspiró en la inundación para escribir su primera novela (Ver nota central).

A lo largo de los últimos diez años la inundación en la capital bonaerense y alrededores es una charla recurrente entre los platenses. Identificar el lugar donde estaba y contar cómo pasó esa noche donde el agua copó los hogares por entre 12 y 17 horas es parte de un relato común entre muchos.

La lluvia interrumpió la tarde del feriado por el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Hay quienes sostienen que la tragedia no fue peor porque ese día no hubo actividad laboral ni escolar, por lo que la circulación por las calles, que se transformaron en ríos revoltosos, era mucho menor que la habitual para un día de semana.

Al inusual temporal se sumó el residuo del incendio en el horno de Coke A y en la unidad de destilación Topping C del Complejo Industrial La Plata que tiñó a la lluvia de negro y, como para que no quedaran dudas del impacto de la inundación, dejó líneas horizontales perfectas en cada uno de los hogares anegados; manchas que en algunos barrios alcanzaron más de dos metros.

Un informe elaborado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), solicitado por la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación, indicó que «el evento de precipitación registrado el día 2 de abril de 2013, puede ser calificado como extraordinario».

En relación a las consecuencias, el estudio universitario determinó «la inexistencia de un sistema de alerta específico diseñado para la ciudad de La Plata», de «un plan de contingencia operativo a nivel municipal» y advirtió que las «medidas estructurales mayores (conductos troncales)» no evolucionaron «en la misma medida que los crecimientos urbanos de las cuencas de los arroyos Maldonado y del Gato».

Cuando el agua comenzó a bajar, los frentes de las casas se convirtieron en depósitos a cielo abierto de muebles, ropa, libros, electrodomésticos, colchones que buscaban los rayos de sol para salvarse del basurero.

Como en tragedias similares en otros puntos del país, la solidaridad fue un rasgo distintivo: escuelas, facultades, centros culturales, entre otras instituciones, se convirtieron en centros de acopio de donaciones de ropa, comida y colchones.

La solidaridad también fue parte del salvataje de papeles y documentos con valor histórico, como el archivo de María Isabel «Chicha» Chorobik de Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, material que después de largas jornadas de trabajo por parte de 80 voluntarios e instituciones especializadas, fue rescatado en un importante porcentaje. (Ver nota central)

A diez años de la tragedia, se analiza que el número de evacuados llegó a 3000 y una investigación judicial determinó que al menos hubo 89 muertos.

«Nos fuimos enterando que había muertos al tercer día, que fueron llegando noticias, y de a poquito nos fuimos dando cuenta que había sido realmente una catástrofe», relató a Télam José «Pepe» Rusconi, integrante de la Asamblea Inundados del Barrio Norte.

«En las primeras lo principal fue la catarsis, todos los vecinos querían contar cómo la habían pasado, nosotros tratábamos de moderar porque si no seguíamos hablando siempre de lo que nos pasó, pero había una necesidad del vecino de decirlo; y de a poco fuimos tratando de decir, bueno, pero ¿qué hacemos? Y así empezaron las discusiones, distintas opiniones, distintas propuestas», recordó Rusconi.

Las asambleas de vecinos se repitieron por distintos barrios de la capital bonaerense y al mes de la tragedia 10.000 personas se movilizaron desde la Municipalidad hasta la Gobernación bonaerense en reclamo de subsidios, justicia y obras.

Contra todos los planteos vecinales, una sola persona fue condenada por la inundación.

En marzo de 2019, el exdirector de Defensa Civil de La Plata Sergio Ariel Lezana fue condenado a pagar una multa de $ 12.500 e inhabilitado para ejercer cargos públicos por un año, por su responsabilidad en la trágica inundación.

La condena fue por el delito de «violación de los deberes a su cargo» durante la única audiencia del juicio realizado en La Plata, debido a que el imputado confesó el delito que le imputó la fiscalía y pidió que se aplique la figura del «juicio abreviado».

Respecto a obras, en marzo pasado el Ministerio bonaerense de Infraestructura y Servicios Públicos, por medio de la Subsecretaría de Recursos Hídricos, licitó dos obras que se enmarcan en el Plan Hidráulico provincial sobre el manejo de excedentes hídricos.

Al respecto, el subsecretario de Recursos Hídricos, Guillermo Jelinski, indicó que «para la ciudad de Berisso la obra que licitamos va a permitir evitar los anegamientos y proteger la ciudad de posibles inundaciones».

Con respecto a la licitación de la ciudad de La Plata, sostuvo: «Se trata de trabajos importantísimos para Villa Elvira y toda la zona del Arroyo Maldonado que sufrió parte de las inundaciones de la ciudad en 2013 y de esta manera seguimos trabajando en la ejecución del Plan Maestro que se sigue desarrollando en el distrito».

Además, la UNLP -junto con el municipio platense- firmaron también en marzo un convenio específico para la aplicación de la segunda etapa del Plan Director de Reducción de Riesgo por Inundaciones que abarca más de 350 barrios del partido de La Plata, que incluye protocolos barriales, manuales por localidad y señalización inteligente en zonas de riesgo.

«Nosotros vemos que el vecino con el tiempo va borrando cosas por la prioridad que ocupan los problemas cotidianos, que son bastante graves; y también porque hay un discurso oficial falso que dice que aquella tragedia no va a volver a pasar y con esas obras, si volviera a llover como hace diez años, se resuelve; y entonces el vecino va bajando los brazos, se va convenciendo de que fueron hechos extraordinarios y nosotros sabemos que no es así, que estamos expuestos», subrayó Rusconi.

En la víspera de este 2 abril, los asambleístas lanzaron una campaña para que los vecinos pusieran un lazo negro en los árboles a manera de recuerdo de lo que sucedió.

Para el domingo, además de una movilización desde el municipio a la gobernación, se invita a los vecinos a participar de actividades artísticas, intervención de asambleístas, testimonios de sobrevivientes y de familiares de víctimas de otras tragedias como la de Once, Amia y Cromañón.

Además, se estrenará el documental «Desamparados bajo el agua», de Uriel Fernández, en el Cine Municipal Select (Pasaje Dardo Rocha) que reúne testimonios de inundados, familiares de fallecidos, sobrevivientes y especialistas que reconstruyen el suceso.

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